El destino
Simplemente puedo sentarme frente a éste escritorio y ver
pasar mi vida, puedo quedarme con “lo que me tocó”, puedo tener una mirada
perdida, vacía y observar como viene el futuro
sobre mí, como un monstruo, y devora todos mis sueños, los sueños que tengo,
cada maldito sueño queda desmoronado por el destino, que dice que he nacido
pobre y así moriré, que dice que he nacido enfermo, y así moriré… Puedo hacerle
caso…
O no… Puedo levantarme de éste escritorio, dejar de escribir
las penas de mi vida, secar mis lágrimas e irme a perseguir mis sueños,
enfrentar mi destino cara a cara y demostrarle que puedo hacer lo que yo quiera, si quiero puedo escalar la
montaña más alta o tocar el lecho del océano más profundo.
El destino no se interpondrá ante mis sueños, contemplaré
cada una de mis opciones y viviré mi vida al máximo, el destino no causará
ningún receso en mí. Desde el momento en que mis sueños se presentaron en mi
vida, el destino ya no importó.
Cada uno de nosotros somos los arquitectos de nuestro propio
destino, podemos luchar contra los demonios de lo que es “posible” o no,
enfrentarnos cara a cara con nuestros
miedos y poder construir nuestro camino.
Sin importar lo ridículos que parezcan nuestros sueños, debemos
seguirlos, aunque el universo entero e incluso nuestro destino estén en nuestra
contra.
El destino es elaborado por nosotros
mismos. El destino, es lo que yo quiero para mi vida.
Gastón Sánchez
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